LAS PROPUESTAS DEL SECTOR PRIVADO BOLIVIANO PARA REVERTIR LA DESACELERACIÓN

  

Ronald Nostas Ardaya
Presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia

La economía boliviana ha venido expandiéndose a tasas positivas pero claramente menores que en el pasado reciente. Existe en curso un proceso de desaceleración que es indiscutible: el crecimiento anual llegó a 6.8% en 2013 y desde entonces bajó el dinamismo para cerrar el 2016 con 4.26%. Las cifras trimestrales son más elocuentes y muestran un pico de 6.92% en el tercer trimestre de 2013, para cerrar el segundo trimestre de 2017 con 3.94%.

Esta tendencia genera la preocupación de varios sectores y actores de la economía, e incluso ya está afectando ámbitos como el empleo, la inversión privada y las exportaciones, además de ser muy visible en algunas regiones como Tarija, Chuquisaca, Beni y Pando.

Es por ello que, con el propósito de contribuir a revertir este escenario, desde la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, hemos planteado 81 propuestas que incluyen a todos los sectores de la economía, apuntando a levantar las trabas y facilitar la inversión privada capaz de lograr crecimiento y empleo de calidad, además de generar ingresos adicionales para el Estado. De ese conjunto de iniciativas, se determinó priorizar 10 temas que fueron presentados formalmente a las máximas autoridades del Estado.

Dentro de este ámbito, se planteó un esquema de formalización gradual para la economía, con impactos positivos en el empleo, la productividad, la lucha contra el contrabando y, todo ello, generando mayor ingreso fiscal. A partir de la evidencia de un deterioro del sector de la construcción, especialmente en las empresas nacionales, se plantearon iniciativas para lograr su participación en proyectos de mayor tamaño con esquemas de garantías suficientes, pero al alcance de la realidad nacional.  Forman parte del paquete de diez medidas priorizadas, mecanismos de financiamiento para PyMEs, a través de Fondos de Capital de Desarrollo, movilizando recursos nacionales y externos mediante instituciones especializadas en invertir acelerando el crecimiento de este tipo de emprendimientos.

También se ha elaborado un conjunto de propuestas para responder a temas sensibles como la política laboral y salarial, a partir de la evidencia que, en las últimas décadas, se ha frenado el empleo protegido, dando paso a la informalidad y la precariedad laboral.  En relación a la actual Ley de Promoción de Inversiones, se ha reiterado la necesidad de complementar las normas con una adecuada reglamentación, que permita explicitar los incentivos para la inversión tanto nacional como extranjera.

Por último, se realizaron propuestas de ajustes a la normativa tributaria.  Cabe resaltar que éste es el único ámbito donde se evidencian avances, a diferencia de los otros temas que no registraron progresos importantes, no obstante el permanente esfuerzo de la institucionalidad del sector privado para avanzar en un dialogo técnico, profundizar el análisis y facilitar las decisiones de los más altos niveles de gobierno.

Las propuestas han sido producto de un análisis minucioso, que abarcó un periodo de más de un año, y en diversas reuniones demostramos abundantemente su factibilidad y pertinencia.  Su aplicación e implementación dependen únicamente de la voluntad política del gobierno, ya que en ningún caso afectan o modifican la planificación sectorial, ni mucho menos la política económica.  Sin embargo, esta voluntad no ha pasado de los compromisos de análisis y respuestas, que hasta ahora no llegan.

Desde la institucionalidad del sector privado, hemos expresado en varias ocasiones nuestra preocupación por la tendencia de ralentización del crecimiento económico y la poca predisposición de las autoridades responsables, a considerar soluciones para revertirla, limitándose a repetir los éxitos del modelo estatal, sin ingresar en el análisis de propuestas sólidas e innovadoras, que buscan ante todo favorecer al conjunto de la economía y la sociedad.

A lo largo de la historia reciente del país, los empresarios hemos conocido diversos periodos y ciclos de crisis y de abundancia, e invariablemente advertimos que los efectos de malas decisiones en materia económica, nunca se evidencian en el corto plazo ni en las cifras macro, ya que afectan en primer lugar a los sectores más vulnerables, generalmente en temas como empleo, calidad de vida y oportunidades.  También sabemos que las decisiones para enfrentar situaciones como la que vivimos actualmente, deben ser tomadas con rapidez, valentía y responsabilidad, pero sobre todo, apertura para escuchar sugerencias de los sectores que conocen y crean diariamente riqueza y fuentes de trabajo.

No pretendemos tener la verdad absoluta, pero sí el conocimiento y la experiencia para saber que el actual modelo necesita ser enriquecido y ajustado con propuestas renovadas y creativas, pero al mismo tiempo serias y consistentes, como las que hemos planteado al gobierno y que hasta ahora no han sido merecedoras de una respuesta clara y directa.